sábado, 2 de octubre de 2010

Otoño.


La manga agujereada, pongo un alfiler, a desastres simples, soluciones simples. Mis manos caen y vuelcan en un giro inmenso que rompe mi muñeca casi sin querer.
Siento como poco a poco se va el diluvio que cubría la tarde y las hojas van dejando que el agua resbale por ellas iniciando un goteo sin fin.
Y desde la ventana veo pisadas en la lluvia a través de la valla y los dos pinos. Avanzan hacia mi bajo un paraguas marrón. Aprieto con fuerza el puño. El alfiler se me clava en la palma de la mano como el agua en tus botas. Ya estás aquí.

Foto: Viaje en tren en Belgium.

2 comentarios:

Sonic ways.

Me vuelve loco la doble personalidad de esta pequeña ninfa. Tal vez de todas las ninfas. Esa mezcla de una soñadora ternura infantil y cierta temerosa vulgaridad. Ya sé que es una locura escribir este diario, pero el hacerlo me proporciona una extraña emoción, y solo una amante o esposa, podría descifrar mi microscópica escritura.

(Lolita)