martes, 17 de agosto de 2010

Dale.






Ponía todo el empeño en negar la evidencia. La evidencia no era más que eso, algo manifiesto, que no se podía lograr ocultar ni aunque lo desease con todas mis fuerzas.
No había forma posible de tratar de echar tierra sobre lo que pasaba. Ni empleando toda la tierra que existe entre Goa y Beirut lo hubiese consguido.

El empeño, por una vez, no lo era todo. No servía de nada empeñarse en algo que no lo requería, porque no necesitaba de esfuerzos, todo estaba patente. Sin embargo, sí lo era mirarse de frente y aceptarlo, porque no había otra.

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Sonic ways.

Me vuelve loco la doble personalidad de esta pequeña ninfa. Tal vez de todas las ninfas. Esa mezcla de una soñadora ternura infantil y cierta temerosa vulgaridad. Ya sé que es una locura escribir este diario, pero el hacerlo me proporciona una extraña emoción, y solo una amante o esposa, podría descifrar mi microscópica escritura.

(Lolita)