sábado, 1 de enero de 2011

Buenos días.




Y vi como se alzaban las nubes sobre el cielo que parecía estar nítido unas horas atrás. La niebla parecía llegar, sin embargo, no lo hacía. El silencio no era algo que reinase precisamente en las calles y aún así en mi cabeza no había más que eso: silencio.

No se oía nada, a penas retumababan y llegaban vagamente los murmullos de las voces amigas que aconsejaban y ofrecían opinión ante la situación.

Caminaba sin pausa hacia casa, buscando el camino más corto. Ya no pensaba en los años pasados, pensaba en el último. En el último año que había pasado recordando: pasado, pasado y más pasado.

Me alimentaba, y aunque me esfuerce en creer que no, me alimento aún, de recuerdos. Vivo en el tiempo que ya se barrió antes de que yo volviese a pisar. Nada de eso, aunque lo parezca, ha vuelto. Se reciclaban en mi cabeza los mensajes y las imágenes pero realmente nada de eso era del todo cierto.

Simplemente interpretaba desde mi limitada versión de esta, (que ya no es), situación. Todo el mundo guarda esperanza allá donde pisa aunque quiera ir de duro e inquebrantable. Todos creemos tener los límites claros, hasta que con un "sí" o un "no" nos desmoronan el mundo en que creíamos poder llegar a vivir. El lienzo del beso de Klimt pasado por las manos de Lucio Fontana, el último beso que nadie dió a nadie y quedó perdido en lo dorado del día que ya había llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sonic ways.

Me vuelve loco la doble personalidad de esta pequeña ninfa. Tal vez de todas las ninfas. Esa mezcla de una soñadora ternura infantil y cierta temerosa vulgaridad. Ya sé que es una locura escribir este diario, pero el hacerlo me proporciona una extraña emoción, y solo una amante o esposa, podría descifrar mi microscópica escritura.

(Lolita)